martes, 12 de julio de 2016

Emilce Strucchi - poesía

Imagen Cole Thompson

Emilce, palabra con que el resto del mundo suele identificarla, fue operada en el Instituto Fleming en diciembre de 2003. Éste es el tercer año del argumento de su experiencia.


I


como quien sale al mundo por vez primera

ella extiende límite a su llanto:

la ronca huella

no su calor



y busca el rostro con los puños cerrados

se acerca a ciegas a su boca

y a ciegas

se aproxima a conocer el pecho

hasta olvidarse el cuerpo en los brazos del hijo



para ser murmullo

el olor gutural

y un estallido que asesine la región del simulacro

ese bocado de humanidad que le arrancaron a un hueco del destino

por donde un ala sangra su parte de fracaso

y no hay quien tenga recuerdo de su origen:

ninguna foto

para testificar tantos preludios

abrazados a heridas implacables

(o ciertas)

cuando era alondra y desbordaba el canto

como quien regresa con mi fe intacta

para reconstruir su muerte en paz

curvándose sobre estos pies difusos…



a mis espaldas se alzan las voces



susurran

un delito anterior



II



amansalva

en las inmediaciones

fuera de mí

delatora

y a sabiendas

lentamente

a favor de la furia



con todo, contra todos



sobra fervor:

la exponen y la esculpen

consumen su ternura, la mastican



ella traga violencias



amansalva

se soporta

se apunta

se ametralla



con todo, contra todos



se enjoya de vestigios

se sostiene

me goza sin temor



ella absorbe el placer,

se babea

el grito la arrodilla

liberado se amansa, salvador de su nombre



con todo, contra todos



ella mira y llora lo que ve:

su cuerpo es un allanamiento compasivo



entonces la resisto

y ensayo una danza alrededor de la ira



escupo con calma

y un talismán dorado se me desliza sobre el pecho



ella se desnuda

la aman al fin



a la hora de escribir la reconocen

arrastrada y sensual

a apedrean

la derrumban

la doblegan, la rompen

¿o la muelen?



(se resguardan)



ni una huella le queda

después de mutilar su mansedumbre



IV



Cada vez hay menos territorio para perpetuarse agua.

La fura de mi carne bebió de un trago su hendidura densa



Anochece.

El vacío me abruma los párpados.



A media luz

presiento lo que nunca acaricié

¿o lo que no seré capaz de dar?



Hambrienta

ella me confía que me mantendrá impura.



Entonces

la mujer

insiste

anónima.



Arrasa

con voracidad.



VII





Sigue de pie.

No hay culpables ni castigos pendientes.



Indefensa, ella aguarda absolución.



Desde los hombros la cubre un negromanto.

Y en las profundidades,

discípulas promesas

arrasan

hasta las balas.



La toman de rehén.



Yo exijo que le restituyan

la libertad que defendía.



XVI



La mujer oculta sus cicatrices,

lamenta las sobras de su hambre.

Ella descubre que la poesía es un pantano

y siempre la emboscada

con su olor a muerte.

Una ilusión de nombre.



Yo alcanzaré mi aldea en lo callado.



Sentenciada a fiesta y a dolor

me ofreceré

para esta ceremonia.



XXI



Habrá que tolerar esta parte cotidiana de muerte

que protege respiraciones de luna

a latigazos de claridad.



¿Quién la coronó de índigo azabache?

¿Quién le confió su vicio feroz de centinela

que me reitera noches como lanzas?



Aquí sus labios incumplidos.



Y aquí su desnudez:

el ritual de un hechizo.

Es sitio donde vislumbra sin piedad

la conspiración

que urde su reflejo.





XXVIII



Digo lo que no fue el amor.

Edifiqué los laberintos

para conmemorar brutalidades.



Ella cinceló agua sobre hielo

hasta arrancarme las mejillas,

hasta triunfar sobre mis ojos.



Digo lo que no fue de amor

porque poblé mi pesadilla para todas las noches

en que me regresaba.



Ella cedió el vacío

a las palabras,

al filo de la servidumbre.

Todavía

mastico su oscuridad.



XXX



Este desamparo de habitaciones me da miedo.

En las proximidades

no hay sonido que guíe

la persecución de mis difuntos.



¿Será que las voces se enduelen más al aire?



Mis hondos artesanos insisten en las fosas

cuando soy la criatura

animal humano

errante

que rehúye

que escribe con furia de cautiva.





Homenaje a mi amigo Carlos

Biografía

Emilce Strucchi (Argentina - 1956). Entre otras distinciones, obtuvo el Primer Premio en género poesía, Concurso Refugio de poetas (Madrid, España, 2002); el Segundo Premio en género poesía, en el Concurso Leopoldo Marechal (Buenos Aires, Argentina, 2003); y el Primer Premio en el Concurso Internacional de Poesía Raúl Rivero (Cuba, 2004). Fue finalista del Concurso Internacional de poesía Ciudad de Melilla (2003), y también en el Concurso Internacional de Novela Territorio de la Mancha (España, 2006) con su primer novela, Andar ligero.
Ha publicado los poemarios: Pleno de ausencia (2001), Los trofeos del abandono (2003), La luz es otra cosa (2004); los poemarios El tamaño del abismo y Poseemos lo irremediable son libros inéditos. La siguiente selección pertenece a Amansalva (2006). Además de poeta, es psicóloga clínica y laboral.



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