miércoles, 8 de marzo de 2017

Mariel Manrique - El Guernica de Dora Maar

Hoy celebramos el día de la mujer. Quiero compartir la historia de Dora Maar, amante de Pablo Picasso, ella fue fotógrafa, pintora y desde muy joven estuvo comprometida políticamente. También formó parte de la vanguardia surrealista.
Todos conocemos el cuadro de Picasso "La mujer que llora" (retrato de Dora Maar) que también inspiró la escena del toro y la mujer que llora con el niño muerto en los brazos. Quiero compartir la historia que hay detrás del Guernica, la historia de Dora Maar. Para conocer la historia del Guernica y Dora Maar, véase Babelia.
Mariel Manrique nos cuenta la historia de Dora Maar, en este maravilloso poema "El Guernica de Dora Maar"  
El Guernica de Pablo Picasso (mujer llorando)

El Guernica de Dora Maar
de Mariel Manrique

Me llamaba Henrietta Theodora Markovitch.
Pero me convertí en Dora Maar,
una pantera de cabello negro y labios carmesí.
Jugaba a insertar mecánicamente el filo refulgente de un cuchillo
en el espacio existente entre mis dedos,
en una mesa nebulosa del Deux Magots.
El juego falló y mi guante con rosas bordadas se tiño de sangre.
Entonces él se acercó y me pidió como obsequio
ese autentico artefacto surrealista.
Yo ya había probado los límites del sexo con Bataille
y capturado el glamour y la miseria.
Montaba ojos flotantes en extraños y soberbios mares de lágrimas.
Era, como firmé en una postal que le envié años más tarde,
una fotógrafa y una chica mala
tenía la piel muy blanca y un cuerpo de diosa griega,
una voz perturbadora y profunda y una cámara Rollei.
Dije que él no fue mi amante sino mi amo,
porque me encadenó a sus pies como una perra.
Aún así, fui Dora Maar. Me encandené por decisión propia.
Ahora dicen que él pinto el Guernica,
esa vivisección quirúrgica del horror,
pero no es cierto.
Tampoco es cierto. Que yo sólo saque 58 fotografía del Guernica,
en 7 fases, en el Nº 7 de la Rue des Grands Augustins,
mientras él lo pintaba.
Yo iluminé el Guernica.
La mujer que llora mientras alza una lámpara,
una metáfora descompuesta y brutal de la esperanza.
No sólo porque estoy alumbrando el cuadro desde adentro.
Cuando él me conoció,
mientras Europa se volvía loca y atroz e indescriptible,
yo ya había tomado partido.
Yo ya firmaba manifiestos revolucionarios. Yo no dudaba.
La determinación del Guernica es la de Dora Maar,
que lo fotografía mientras va naciendo
y él mira, cada día, las pruebas fotográficas de esa gestación.
La luz del Guernica
es la de esas fotos prácticamente monocromas
pero de varios lapidarios negros y grises que se asoman,
se retuercen, estallan, se desvanecen y vuelven para estrangularte.
Es la luz de las fotos de prensa,
la de la guerra impresa por Ce Soir.
Del Guernica me fui al asilo, al exilio y al olvido,
que es una especie de muerte anticipada mientras estás vivo
y un sello de muerte irreversible cuando te moriste.
Existí y me fui con el Guernica,
por la gracia y desgracia simultáneas
del amor demoníaco al que me rendí.
Pero de alguna forma me las ingenié para quedarme,
como me las ingeniaba para no perder los dedos en el Deux Magots.
El Guernica destila
el subversivo color, técnico e ideológico, de Dora Maar.
No me olvides cuando te toque contemplarlo.

De: La Constelación de Andrómeda - de Mariel Manrique - Ediciones Crack - Up - 2008


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