jueves, 21 de marzo de 2019

CHANTAL MAILLARD – LA HERIDA DE LA LENGUA







CHANTAL MAILLARD – LA HERIDA DE LA LENGUA
Quiero compartir unos poemas de una de las grandes voces de la poesía contemporánea, Chantal Maillard, “La herida de la lengua” fue editada por Tusquets en 2015 e ilustrado por David Escalona.
La herida de la lengua, es un viaje a través del dolor, de la herida. La lengua como una búsqueda interior, no desde el lenguaje sino desde la oscuridad, nos habla de los hilos de la historia de la humanidad.
Explorar el cuerpo, su herida y que sea el dolor de la herida la que hablé: “Entre la carne / líquida/ a tientas / Hurgar – jugos-/ a oscuras no / la/ claridad/
El horror de cada día expresado en la náusea y en el miedo: “ cada mañana / la náusea / y la marea del miedo / subiendo entre los juncos.”
La importancia de ir hacia el origen, antes que la palabra se vaciara de contenido y se llenara de ruido, por lo engañoso que puede ser el lenguaje, el lenguaje nos atrae por su brillo pero las palabras muchas veces carecen de significado, entonces solo nos queda el balbuceo.
Os dejo algunos poemas y os invito a tener este libro tan necesario en estos tiempos.

***

Dormir

como
hacia el origen

antes de la escritura
antes de la palabra

cuerpo
dichoso si tan sólo
posible fuese nunca
despertar

***

El mí
no se atrapa con ningún otro mí.

La conciencia es un mí encubierto.

****

Leguaje: lujosa encuadernación
de la ignorancia.

****

Oídme.           Hablo
de cosas muy concretas.

Hace tiempo me atrajo la eufonía
confortante de las palabras        su
cadencia y el brillo
impertinente del espíritu ─ ¿espíritu? ─
en la cuerda floja de la nada.
Fui de aquéllos.
Fortalecí el ansia de saber porque el yo
se refuerza sabiendo y
quería ser más.
Pero al fin sigue siendo nada
el yo bajo el decir.
Os hablo de cosas muy concretas.
Quien habla es lo de menos.

***

Recluido en un torreón a las orillas del río Neckar, en los últimos años de su vida, Friedrich Holderlin, según se cuenta, a cualquier pregunta que se le hiciese, contestaba invariablemente “pallaksch, pallaksch”, una expresión la que se remeda el balbuceo de los niños pequeños. Celan aulude a ello en el poema “Turinga. Enero”: si viniera, / si viniera un hombre al mundo, hoy con / la barba de luz de / los patriarcas: / debería, / si hablara de este / tiempo, / debería / sólo balbucir y balbucir, / siempre-, siempre / asíasí. (“Pallaksch. Pallaksch.” Era el mes de enero cuando los altos mandos de la SS se reunieron en Turinga para decretar el exterminio del pueblo judío. Hay épocas, en efecto, en que la boca de un sabio no podría sino balbucir. Pero

¿y en qué época no? ¿La historia de la humanidad no es acaso toda entera, desde sus inicios, la historia de un crimen? Las naciones europeas no cesan de recordarse mutuamente el holocausto judío, pero ¿fue éste el único? ¿En qué cuidad se decretó el genocidio de Namibia (1904-1908)? ¿En qué mes el de Armenia (1915 – 1923), el de Ucrania (1929), el de España (1936-1975), el de la Franja de Gaza? ¿Lo recordamos?

Tan sólo en los últimos sesenta años, con implicación directa o indirecta de los gobiernos de Occidente, fueron masacrados

siete millones de vietnamitas
dos millones de camboyanos
dos millones de kurdos
quinientos mil serbios
un millón doscientos mil argelinos
setenta mil haitianos
ochocientos mil tutsis y hutus
doscientos mil guatemaltecos
trescientos mil libaneses
un número aún creciente de palestinos

¿los recordamos?

Y aunque así fuese, ¿nos sentiríamos concernidos? Cuanta más alta sea la cifra más espectacular será el suceso y, por lo tanto, menos habrá de implicarnos: el dolor siempre acude en singular. Sumamos y redondeamos como para ajustar  la tasa de sufrimiento. ¿Puede acaso sumarse el sufrimiento? ¿Será más el dolor de todo un pueblo que el de cada uno de sus miembros? ¿Cómo sufre “un pueblo”? ¿Existe el Pueblo o Nación independiente de su gente? Y

Cada uno de los seres que padecen ¿No será siempre el mismo, una y otra vez, infinitamente?

Ahora, cuando todo es aquí, irremediablemente aquí y ahora, ante la permisión del horror yo digo:

Si viniera,
si una mujer viniera, ahora,
si una mujer viniera al mundo con
la espiga de luz de
las matriarcas: debería
si hablara de este
tiempo
debería
tan sólo balbucir, balbucir
y así tal vez
tal vez así
asíasí
tal vez

Chantal Maillard



3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Marcela dijo...

Duros hermosos reales..gracias chantal!

batalla de papel dijo...

Gracias Marcela por dejar tu huella.