jueves, 11 de octubre de 2012

Aleyda Quevedo Rojas, poesía


* Flor Garduño – Vestido eterno


Hay Música y Cirios Encendidos

soy mía en el cielo de mi cama
Igual contigo que sin ti
clítoris y cerebro
confesarme, besarme
guío mi dedo
en la selva
de frondosos árboles
y perfume de mangos calientes.

La cocina

Celda
de los más finos olores
espacio que guarda
lágrimas favoritas
para ellos y nosotras
Retiro caliente
donde las esclavas
experimentan venenos y manjares
Burdel encantado
en el que se conjuga el pan
con sabias mentiras
Trinchera del asombro
arrebatada a las brujas
antiguo territorio
que fortalece el pacto
de ellas y los astros.

Soy mi cuerpo

Hay miedo en el mudo de las palabras que designan el cuerpo,
Y se habla favorablemente de la ropa
Pablo Neruda

Ustedes, océanos que han estado en calma dentro de mí,
¡cómo los siento insondables, excitados, preparando
oleajes y tormentas sin precedentes!
Walt Whitman

Siempre eres otro y misterioso conmigo
 y a tí más dócil cada día me entrego.
Pero tu amor, oh mi severo amigo,
es una prueba a hierro a fuego.
Ana Ajmátova

Libro 1

Blanca enfermedad

Mi útero reposa
en la bandeja de cirugía
Se vuelve ceniza fértil
en los basureros hospitalarios
Ya no tengo por qué mantener
mi compromiso
con el misterio
No adivino más la suerte
he quemado el tarot

Me abandono a la virgen
que vi desde niña
tomo sus manos de porcelana
y las llevo suavemente
hasta mi piel
hasta quemar con su frío mi piel
Ahora que ellos me tienen
en sus tentáculos de acero
reescribiendo mi destino
Me abandono desnuda
a ese manto acariciado

Cuánto dolor tolera
la suma del cuerpo
Sus fronteras heladas
terminan con los deseos
Mi cuerpo delgado
cruza los límites
con la espalda encorvada
y el blanco camisón
como un aviso
llega a mi terrible vanidad

Todavía escucho
a los dragones afilados
ingresando en mis entrañas
Tejido quemado
árbol de ladera yo
Vi sombras de arena
y horas abismales
detenidas en mi cabeza
Mas todo se esfumó
por los besos de mi amado

El cariño de los amigos
se traduce en cartas          besos
bálsamos contra la enfermedad
Las flores que dejaron me confortan
en la madrugada áspera
Ajena asustada me refugio
cuando la enfermera regresa
y creo ver caballos alados
antiguos jinetes que me aguardan
con una espada transparente

Sobre los hemisferios
el peso del dolor
está en uno mismo
Nada tiene que ver la cirugía
experimento nuevas cicatrices
y agrego sufrimientos pasados
para alcanzar
la condición de santa vaciada en la tierra

Cada noche
Sueño y me entrego sin control
sola
con mi corazón
caigo y renazco
al nuevo día

Me deslizo
entre camas metálicas
y tanques de oxígeno

Estoy helada
en el fondo marino de este hospicio
ya mis deudos saben que las cenizas
regresarán a las montañas
de donde salí
cuando las piedras se movieron
por la fe de mis padres

Todos los enfermos dicen
antes de…
No más falsedades
una segunda oportunidad
corre entre el agua de la virtud

Mi esposo con sus manos tibias
baña mi cuerpo dolorido
con raíces y hojas de menta
Mientras duermo me mira respirar
Si me alejo caminando
entre las violetas
él me sigue
si estoy está conmigo
Es el madero en alta mar
al que me abrazo con amor

El amor aprisiona
al negro cielo y
selecciona a los de corazón puro
que se perdieron de la maldad

Me tumbo al Sol
y de las piernas
y de la espalda
salen latidos de fuego
Ahora que regresé
ningún lugar me es
tan cercano como el mar.

Fuente: Revista Alforja XXXI – 2004
Trilogía poética de las Mujeres en Hisponamérica - Pícaras, Místicas y   Rebeldes – Tomo III Rebeldes

Aleyda Quevedo Rojas, leyendo en el Festival de Poesía de Medellín

Aleyda Quevedo Rojas - Ecuador, 1972. Poeta y periodista. Licenciada en comunicación social. Desde hace 10 años trabaja como redactora, editora y consultora de comunicación para el desarrollo, en diversos diarios del Ecuador y agencias de cooperación internacional.
Ha publicado los libros de poesía: Cambio en los Climas del Corazón (1989) La Actitud del Fuego (1994), Algunas Rosas Verdes (1996) y Espacio Vacío (2001); Música Oscura (Antología, Cuadernos de Caridemo-Almería, Junta de Andalucía, España, 2004); Soy mi cuerpo (2006). En 1996 con Algunas Rosas Verdes recibió el Premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade.

4 comentarios:

EG dijo...

No la conocía!

Anónimo dijo...

Me impactó, la sentí muy cercana a mí.

Gracias por compartir su poesía y descubrirmela... :).

Un abrazo enorme :).

batalla de papel dijo...

Emmagust,
Hay tantas por conocer que siempre nos sorprende!!!
Besos

batalla de papel dijo...

Mariluz,

Siempre es un placer compartir.
Besos amiga