miércoles, 3 de abril de 2013

María Montero, poesía


Karen divine 

Soy

Soy la gran Virginia Grütter, ¿la recuerdas?
la que escupe tabaco en las esquinas
y está ronca de pegar gritos
y camina como una estela pintarrajeada y tambaleante

Soy Marguerite Duràs con su joven amante
y su vida refinada y alcohólica

Soy Simone de Beauvoir con todo y su Jean Paul Sartre
y su intelecto y su feminismo y su academia

Soy la imbécil “femme” que desde este pueblo polvoriento
habla del erotismo francés
frente a un auditorio de subnormales

Soy la puta más puta que arrastran de los pelos
asquerosa y desnuda

Soy la pobre infeliz
que no tiene un centímetro de cerebro
hipocondríaca
que camina como idiota esperando que el padre de sus hijos
o el cura
le dé una limosna

Soy yo
la del cuerpo grabado en la piedra
la que consume sus ojos en la arena
la que ya no puede hablar de amor tan fácilmente.

Acoso

Dice la gente
que ya él no se acuerda más de mí.

Eso cree él.

Círculo vicioso

qué voy a hacer
ahora que hago todo lo que prometí.

Siglo pasado

La palabra no puede ser algo tan fácil. Tiene que haber algo menos que sangre para decir sangre. Tal vez músculo en la sombra, vientre liso y maldito. No tan fácil como casa o serpiente. No tan anunciado como mujer. Algo menos que hijo para decir hijo. Tal vez lengua, infamia, peste fraguada en la ceguera.

La palabra no puede ser algo.
No tan fácil a menos que hiera. No tan anunciado como la muerte. Tal vez piedra para decir tal vez.

La palabra no puede ser algo tan fácil. Tiene que haber algo menos que odio para decir odio. Tal vez ruinas, escombros en el cuerpo.
No tan fácil como sed o probeta. No tan anunciado como fiera.
Algo menos que amor para decir amor, por lo que más quieran. Tal vez foso, graznido, hierro lejano.
No puede ser algo la palabra.
No tan fácil delante de los otros. No tan anunciado a menos que muerda. Tal vez silencio para no decir nada.

Una palabra menos obliga a más.
La palabra no puede ser. No si se desboca. No en su contra.

Discurso

Una mujer no tiene dirección:
todos sus costados son profundos

no anhela caminos de regreso
mas sí
un horizonte indefinido
de pájaros centrífugos.

Una mujer necesita el asombro
de la oscuridad sostenida ante sus ojos
y no los límites precisos de un espejo.

Una mujer se esparce en el aire.

Una mujer nunca está sola


Datos de la autora
María Montero - Poeta y periodista costarricense nacida en Burdeos, Francia, en 1970. Estudió Literatura y Teatro. Su libro El juego conquistado mereció el Premio Joven Creación en 1985. Ha publicado El juego conquistado (1985), La mano suicida (2001) e In dubia tempora (2004), un proyecto de poesía y fotografía documental basado en una investigación sobre herramientas creadas y utilizadas por los presos en cárceles costarricenses. Su poesía ha sido incluida en las selecciones de poesía Relatos de mujeres (1996), Indómitas voces: cien años de poesía femenina costarricense (1997), Martes de poesía en el Cuartel de la Boca del Monte (1998) y Antología de la nueva poesía costarricense (2001).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cómo me sentí identificado con Acoso, me vi reflejado al leerlo. Solo cambia el genero y queda un pensamiento mio muy recurrente. Saludos!

Carmela dijo...

Todos me gustan, pero Discurso, me ha encantado
Un beso, María

batalla de papel dijo...

radw90, en acoso es la poeta que se sitúa como acosadora.
Como tema de un poema me resulta interesante porque nos hace reflexionar.
Saludos.

batalla de papel dijo...

Carmela,
A mi también me resulta hermoso Discurso, sobre todo estos versos en los que habla de trascender la oscuridad y no poner límites a su libertad: "Una mujer necesita el asombro / de la oscuridad sostenida ante sus ojos /y no los límites precisos de un espejo"
Beso