Imagen de Flor Garduño - pecado original
SANGRE FRÍA
I
Es un cajón de 90 x 90 x 90.
En él se exhibe la espléndida
pitón.
Carnívora de bronce y estaño.
No oye a su mandíbula elástica
quebrantar
los huesos calientes de su
comida.
Está enroscada sobre su lujuria.
Sorda y satisfecha.
No puede estirarse pero sus
anillos de serpentina
helados se tocan como presas.
Espera su merienda.
Por medio de una persiana
un ratón de blanco impecable
ha sido llamado a esta cena.
Será tragado sin que medie de
cascabel o crótalo
advertencia alguna.
Sin que una orquesta de metales
le despida.
Sin una danza funeraria.
El público está atento al momento
del asalto.
El ratón merodea con unos
saltímetros
esos pasitos que da en la
epidermis el escalofrío.
Sus bigotes transparentes pronto
temblarán
de una vez para siempre.
_
II
También yo
como la gorda constrictora
gozaré en la quietud estos
banquetes.
Cada vez mis glándulas
termo-sensibles me dirán
si has venido a lucir tu
miserable gabardina
tu cola aguzada de escalpelo.
Si has venido quizás a llevarte
la piel que mudo
o acaso
a mirarte en las placas y escudos
de mi cuerpo.
¿No ves que tendrías que limar
mis escamas?
¿Que arrancarme un colmillo?
_
III
Ven pues
que toda yo soy brazo que abrasa
y destroza.
Y antes de engullirte
sabrás volar
con la sustancia tóxica que
traigo en mi saliva.
Sabrás meterte en cintura.
Y engrosarme.
Ven
que notarás que soy ciega y
siseo.
Que toda yo soy cuello y talle.
Que soy una víbora modesta.
Ven ratón que he perdido la
línea.
Pero no el apetito.
Y tampoco el veneno.
(de Los lobos desarmados)
_
Imagen de Sarolta Ban
OSO
y sale del bosque el oso
su musculatura oculta
trae abrigo y debajo un brujo
sedoso no se desnuda
ante la sola idea de trozar mis
partes
no se detiene
ávido el oso
de arrancar los lomos de las
truchas con los dientes
en el corazón del remolino
hincar entre mis piernas el
hocico
la ansiedad la sed la zozobra
el tirón de muerte que la succión
mitiga
un dominio de demonios tus patas
y mis muslos
maroma marcial llave poderosa
runa y mandala
oso que muerdes los finos lomos
de mi sexo
ya volverás al bosque
como el tigre a la arena
como al verdugo la máscara y la
soga
ya volverás
como vuelve esta contorsionista
a bañar sus partes por partes
en los cultivos piscícolas del
río
(de Los lobos desarmados)
Happy Killer de vitalikdumyn
ORCA
I
Esta orca emerge de las
profundidades.
De los líquidos oscuros y sus arcos.
De las bóvedas salinas de mi
abismo.
De mis polos donde queman el frío
y los naufragios.
Brota maciza.
Eléctrica.
Turbina que bate su formidable
cuerpo.
Dos colores en toda mi carnaza.
En la pulpa que has querido
desosar.
Como quien viene de lejos crece
ante tus ojos.
Exhala las piezas de tu asombro.
Esos rastros de sangre en el
océano.
Pócimas íntimas.
_
II
Esta ballena comió entrañas
humanas y ha hecho de ellas carne en mi carne. Mamífera cebada con lóbulos y
huesos.
Este monstruo que no maniobro.
Que ocurre a su albedrío. Que es dentro de mí. Que impone su instinto. Esta
bestia que te cela y ahora se disputa tus entrañas. Y las mías.
Es el amor que te ofrecí. Tal
vez.
Frágil como la piel de las dunas.
Y tan escurridizo.
Fino como el alma de la aguja o
la navaja.
Y tan irreversible.
De lo mío conocido (atroz o bello
o ambos) no pude darte a cambio de ti mismo a ti mismo sino estos otros
fragmentos del océano:
Uno. Un lobito de mar que roba a
los pescadores. Bigotes de púas vibrátiles. Luna negra en el mar menguante de
plata. Otea el peligro sin temerle al tridente ni a la red ni a la vara.
Pirueta de seda entre los luceros oblongos y moribundos de las lanchas.
Dos. Los círculos que trazan las
aletas codiciadas por barcos orientales. Armaduras de toro carnicero en
formación de ataque. Cuchillas como cachos que asestan en la superficie la
convulsión de las presas. Griterío de mamíferos marinos indefensos. Ojos
blancos en el desigual ballet de la batalla. Dientes de obsidiana mortífera.
Tres. La dentellada de las rocas
a tus pies. Esos picos habitados por moluscos cangrejos látigos salobres
tenazas como broches de collares. Perlas prietas. Valvas impares como yo.
Caracolas demudadas igual que yo.
_
III
Y este amor qué ha sido.
¿Acaso la orca no devora a los
lobos desarmados?
¿Acaso la orca y su cadalso no
han quedado abandonados en la playa?
¿No mi propia voz acaso me
estrangula entre sus púas? ¿Entre sus cerdas y cabestros de sal?
Y
Qué dejó sino este destierro.
Sino estas vértebras que ciernen
arena.
Qué dejó sino estas espinas de
pescado.
Donde estuvo el delta entrañado
del vientre.
La espesura manada de la noche.
Humea la destrucción. Tinieblas y
olvido detonaron.
Arpones en el lomo de las dunas.
(de Los lobos desarmados)
Biografía
Margarita
Laso (Ecuador, 1963) es escritora y cantante. Ha publicado cuatro libros de
poesía: Erosonera (1991), Queden en la lengua mis deseos (1994), El trazo de
las cobras (1997), Los lobos desarmados (2004). En el año 1997 obtuvo el premio
Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade por su libro El trazo de las cobras.
Actualmente es articulista del periódico Hoy de Quito. Su trabajo musical se ha
concentrado en la interpretación de géneros tradicionales y regionales del
Ecuador, aunque ha extendido su trabajo hacia otros géneros latinoamericanos.
Su vocación siempre fue la canción popular. Ha grabado pasillos, boleros,
tangos, canciones latinoamericanas, música ecuatoriana tradicional, música
navideña, canciones de cuna. Tiene once discos compactos con énfasis en lo
nacional ecuatoriano donde ha combinado el legado del cancionero patrimonial
con compositores contemporáneos. Ha propuesto el encuentro de músicas
regionales y generacionales en escenarios donde se fortalecen vínculos de
identidad.
Margarita
Laso ha llevado su voz a casi todo el Ecuador y también a Colombia, Perú, Cuba,
Brasil, Venezuela, Estados Unidos, Chile, Panamá, El Salvador, Turquía,
Guatemala, Nicaragua.
Fuente:Círculo de Poesía
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