Edmund Kesting - Dore Hoyer
Love
is a shadow
how
you lie and cry after it
Sylvia Plath
DAME EL ABISMO que nace de tu perfil de
piedra que horada la noche y corta mi respiración
Un
cuchillo torcido un hacha de lumbre
Contigo
dolor y deseo se mezclan al ritmo de un tambor sordo
Hambrienta
mi lengua calcina tu vientre tu cuerpo de león afiebrado que nunca se aquieta
Aspiro
tu alma tu rostro tu extraño poder que circula del lecho a la calle del sueño a
los días
Ubicuo
mi dios antillano
Dame
la dicha de poseer el furor de tu pelvis donde todo se anima o detiene al ritmo
de mis convulsiones
Tus
ojos son el pozo en que se mira y descansa la angustia
Dame
la línea de tu espalda que divide la duda de la desesperación
Mi
sudor reposa en tu ombligo y mi pálida luz.
De:
Placer Fantasma
****
Si
la sola palabra imaginada
al
moldearte allá adentro va tejiendo
un
cuerpo repetido y espectral
una porción de ti
que
soy también yo misma escribiendo
delineando
tus ojos y tus labios
tus
orejas tus manos y tu pelo
que
anticipo y conozco por su olor
Si
la sola palabra dibujada
con
tu incipiente forma y con tus giros
repentinos
y amables nos revela
tu
imagen que es mi imagen y allá afuera
todo
se convulsiona y aletarga
y
el miedo nos atrapa y yo te cubro
te
lleno de murmullos y te digo
silencio
hijo silencio estoy aquí
si
al pronunciar tu nombre te asomaras
en
medio del fluido y del espasmo
la
extasiada placenta y el dolor
y
te llamaras hoy aquí Cristina
aquí
Daniel aquí hoy Sebastián
ya
intuido en el grito y en el tacto
la
anestesia y la coronación
Si
el cuerpo y la palabra fueran hoy
por
fin uno mecido en mi regazo
oyendo
en tu llorar la partitura
primordial
y primera de mi voz
de
tu voz que define en su gemido
un
ritmo de angustia y de inquietud
El
poema por fin se habría tramado
con
la misma textura que tu piel
sería
el verbo y la carne conjugados
sería
el bulto y el verso:
Habría
luz
****
Ahora
tú y yo hemos de remontar el río de la muerte
Mi
cuerpo dispuesto al sacrificio se tiende en esta ara de metal que es la
camilla
helada en su quietud pero ardiente en el fluir que recorre
mis
piernas
Agua
agua que se desliza brota de mi interior y se derrama
Huele
a materia humana al miasma mineral que ha de traerte aquí a mí
dormido
despierto
Tu
cuerpo solo viaja nada te empuja hacia el canal abierto de mi carne
Tu
cabeza de pronto colocada
Respiro
respiramos violencia en la ranura vertical luego la huida:
Huyes
huyes de mis entrañas de sus crípticas vueltas que semejan una
oscura
ciudad amenazada
Apareces
despuntas y desatas el oblicuo cordón de nuestro pacto
Hijo
mío naciente el esperado al fin eres por fin habrás de ser las formas
que
intuí cuando anidabas.
Y
es tu pecho húmedo contra el mío la evidencia del erótico pulso de la
sangre
crecido en mí y recreado a mi imagen y aun mi semejanza
un
sosías de mí y también otro semejante al padre y a la madre semejante
a
la especie que repite el constante el dulce apareamiento
etéreo
cielo altas humaredas que en el día de hoy juntos celebran al
anunciado
infante ya nacido:
Apaciguado
está un instante el caos y ya asoma en el cieno una flor y en los
escombros
la palabra cumplida el nuevo fruto la música ventrílocua y
canora
Pez
que en silencio encarna y se aposenta infinito y minúsculo milagro río
de
cromosomas anudado por el zar el tiempo y la memoria:
Eres
porque te sueño y te acaricio te imagino y moldeo y en ti nazco
De:
Pez
Marina
ésta
es la danza con el mar
la
eterna danza la macabra
espejo
del atardecer
líquenes
enredados a mi cuerpo
como
un cordón umbilical
el
mar me abre su vientre
me
cobija sus olas son el amarillo
maternal
esa caricia lejana
ya
olvidada entre las olas
soy
la niña del mar su criatura
de
piernas recogidas y pulgar en el labio
el
mar me lleva avanzo entre las rocas
lado
a lado los ojos entreabiertos
a
la izquierda el sol rojizo a la derecha
la
medialuna pálida me observa cubre
mi
negro omóplato en el mar
me
copio y me recreo soy Narcisa
Volada
el
humo
la
voluta de humo
la
espiral:
aspirada
en la noche
madrugadas
a solas
entonando
la lírica
canción
en la azotea
la
risa retumba
en
la cabeza
salta
la liebre herida
el
corazón
que
de lado se agita
no
quiero el blanco sol
la
mentirosa sombra que castiga
el
grillo que a la luz de la vela
semeja
un dinosaurio
sólo
el ritmo ralentí
de
las cosas la crispación
de
fuego en la cadera
la
torsión del minuto
cuando
huye
sólo
la estrella miope
que
nos guiña
el
cielo indiferente
su
leve resplandor
aquí
adentro
El ojo
En
la yema del huevo,
en
su densa, amarilla insistencia
tendida
en la sartén y cruda aún
una
mancha marrón como un ojo
me
mira y delata mi objetivo:
pronto
habré de rozarla con el trinche
revolverla
en aceite o escalfarla
y
ese ojo embrionario de la vida
-de
la gallina viuda de sus hijos-
perecerá
ante mi achicharrado
plano
el volumen y el deseo quieto
sin
un solo piar, sin una mueca,
una
canción de cuna que ya pruebo,
un
tibio cuerpo que en silencio ingiero.
Instantánea
¿Es
eso ahora, mamá:
una
fotografía colgada en la pared o de pie en la repisa
entre
los libros?
La
plana filigrana el gesto inmóvil
mamá
que ya no puede sonreír (aunque sonríe)
que
ya no tiene voz que no se oye
salvo
por este ruido acá en el vientre
este
nudo que es suyo esta obstrucción
mamá
y su colapso en plena vena
un
retorcerse suave un grito de dolor siempre discreto
siempre
mamá callada sin quejarse
tan
en su sitio aún tan solitaria
en
la ambulancia el suero la emergencia
mamá
y las toxinas los narcóticos
el
innombrable opio la morfina
mamá
adelgazando en dos semanas
delgadita
y marrón entre las sábanas
su
mirada que se abre que se cierra
y
en la foto sonríe entristecida
ya
mamá y sus ojos en el aire
con
el gesto perdido con la mano
que
me dice un abrazo y abrazadas despedidas las dos
acá
en su cuarto mamá yo pequeñita y ella el ángel
eso
es todo mamá y un flash que suena.
Los últimos poemas de:
Placer Fantasma
Biografía
Mariela Dreyfus (Lima, 1960) poeta, traductora,
profesora, ensayista. Estudió Literatura en la universidad San Marcos y
Columbia de Nueva York y un doctorado en Literatura Latinoamericana en la
universidad de Columbia.
Libros publicados: Memorias de Electra (1984),
Placer fantasma (1993), Ónix (2001), Pez (2005) y Morir es un arte (2010).
Ha traducido el libro La diosa de las Américas.
Escritos sobre la Virgen de Guadalupe (2000). Es co-editora del volumen crítico
Nadie sabe mis cosas. Reflexiones en torno a la poesía de Blanca Varela (2007);
ha publicado también el estudio Soberanía y transgresión: César Moro (2008).
Actualmente es profesora de la Maestría de
Escritura Creativa en Español de la Universidad de Nueva York.
2 comentarios:
No conocía su poesía, me encantó esta de Instantánea, la descripción de como se apaga una vida que se ha querido...
un abrazo
Gracias María,
Mariela es una poeta peruana que conocí cuando vivía en Lima. Aún tengo su primer libro Memorias de Electra, es grato leerla varios años después y saber lo mucho que ha crecido.
En Instantánea, como tú bien dices, se siente los aleteos de un cuerpo apagándose.
Un abrazo
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